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Saturday, March 20, 2010

El hogar de la madre



Ama hizkuntzaren eguna dela-eta, Nafarroako Unibertsitateko komunikazio arduradun batek horren haritik artikulu bat idaztea proposatu zidaten. Hemen dagoen bertsioa "luzea" da. Diario de Noticias-en argitaratua izan zena "moztuta" zegoen zenbait lekutatik (agian hazkura gehien sorrarazten zuten zatiak ziren). Blog honetan adierazpen askatasuna maite dugunez, bertsio luzea ipintzea deliberatu dut. Kritikak eta iradokizunak onartzen dira!


Un profesor universitario un día habló de la casa del padre y lo contrapuso al del fuego de la madre, al calor de hogar por ella creada. La casa del padre, “aitaren etxea”, es el título de un poema mítico de Gabrien Aresti, (“neure aitaren etxea defendituko dut”, defenderé la casa de mi padre). Puede ser la imagen de la construcción política que a veces se quiere hacer partiendo de unos valores culturales… pero esa casa del padre es muy difícil de sustentar, de defender o de crear. Tenemos, por otra parte, el hogar de la madre, el fuego y el calor amoroso de la amatxo… lo que realmente tenemos entre manos, la comunidad lingüística que se transmite (con sus virtudes y defectos) de generación a generación, en el entorno familiar y social cercano. Lo que realmente somos.
Esto se me venía a la cabeza al considerar el día de la lengua materna. Es bonito que hablemos así sobre la lengua que primero hemos aprendido. No hay nada como el afecto que impregna a las primeras palabras la madre al hablarle a su bebé… se quedarán para siempre en su memoria. Me parece también bonito que se dedique un día a la lengua materna.
Una de las señales de que estamos en una sociedad culturalmente avanzada (con todos sus peros y problemas) es que se atienden a los derechos y necesidades culturales y lingüísticas de las minorías. A veces se hace y eso es encomiable. Denota una sensibilidad democrática y social que no hace sino mejorar la convivencia y la cohesión social.

En el día dedicado al idioma materno habría que recordar que en Europa de la democracia y del Estado del Bienestar todavía hay culturas y lenguas que no tienen asegurados todos sus derechos y que incluso tienen serios obstáculos para desarrollas todas sus potencialidades con normalidad y en servicio de nuestra aldea global.

Nos vienen a la mente varios datos –ahora ciñéndonos a una realidad cercana– que nos indican la actitud de los ciudadanos hacia una lengua milenaria como es el euskera, durante largo tiempo no ha tenido otro valor concedido que el de ser la lengua materna, del ámbito privado de ciertas personas y grupos de lo que se ha llamado Euskal Herria (cultural y lingüística) y que sólo recientemente en su larga historia ha gozado de oficialidad. Uno de esos datos es reciente: en la prematriculación para el curso 2010-2011 en educación infantil. Por insistencia del Partido Popular vasco (que recelaba porque supuestamente se inducía a los padres a no elegir el modelo A) por primera vez se ha dado la posibilidad de pedir la matriculación en el modelo A incluso en aquellos centros que no lo ofrecían. Incluso el portavoz del Partido Popular vasco (socio en el Gobierno Vasco, no lo olvidemos) propuso retirar el concierto a aquellos centros que no ofrecieran el modelo A si se demandaban. Con este nuevo sistema, sin embargo, el 96% de los padres han elegido este año que sus hijos se matriculen en modelos de euskera (D y B) en la Comunidad Autónoma Vasca.

Permíteme, querido lector, volver con una pincelada al ámbito internacional. Recientemente he visitado Irlanda y Gales y he podido conocer in situ el revival de esas lenguas autóctonas (sobre todo me interesaba conocer qué se hacía en el ámbito universitario). Irlanda está viviendo en los últimos años un florecimiento (no espectacular ni ruidoso, pero sí vigoroso) del gaélico, lengua oficial del estado irlandés, pero que es en la actualidad minoritaria. Pero entre los alumnos de universidades como la University College of Dublin tiene gran acogida y un instituto creado hace décadas para su promoción y enseñanza se ve casi desbordado por la demanda de cursos. Incluso estudiantes extranjeros (norteamericanos, sobre todo) descendientes de irlandeses acuden a Dublín para, entre otras cosas, aprender la lengua con la que se quieren identificar, la que hablaron quizá sus abuelos, pero que tiene también un sitio en el mundo moderno.
En Gales, que parte de una situación más deficiente, también se da en el mundo universitario un revival en la demanda y, como no debía ser de otro modo, en la oferta seria y consolidada de la institución universitaria.

Hace pocos días apareció una noticia sobre la visita de unos galeses a nuestras tierras para recabar información sobre la Korrika (una fiesta que tiene gran acogida y que se ha convertido en algo más que un apoyo a una línea de euskaltegis… lo cual, desafortunadamente, ha atraído también a algunos grupos de la izquierda abertzale que quieren aprovecharse de ella como altavoz y hacerse notar) para hacer algo parecido allí en la promoción del galés.
Son ejemplos que pueden darnos una luz en nuestras políticas cercanas.

En Navarra, aunque no sólo es eso, el euskera sigue siendo una lengua materna para muchos navarros. Para otros, es la lengua de la amatxi, para otros de la berramatxi… Hay quienes no tienen ancestros conocidos que la hablaron, pero que la consideran muy suya, como valor cultural, identitario… incluso aunque no dominan su uso. La Ley Foral del Vascuence así lo debería refrendar, aunque sólo permita la oficialidad en la zona vascófofona.
Pero por encima de leyes, ha sido la iniciativa popular (particular, social… como se la quiera llamar) la que ha “tirado del carro” muchas veces, a pesar de obstáculos y reticencias por malentendidos que proceden de la ignorancia o de la manipulación. A medida que se superan esos malentendidos y se diferencia entre opciones políticas y defensa de la cultura como bien de todos, los navarros han ido mostrando una mayor adhesión hacia la promoción del euskera en Navarra como lo van señalando las encuestas sociolingüísticas que se han realizando periódicamente. Queda en manos de la Administración y del Gobierno de Navarra (que “modela” esa actividad administrativa por medio de decretos y órdenes forales) que el acceso a esta lengua, a través de la enseñanza, la política cultural y los medios de comunicación deje de estar obstaculizada. Así lo han recordado los comisionados del Consejo de Europa encargados de redactar el segundo informe sobre cómo se está cumpliendo la Carta Europea de las Lenguas Regionales y Minoritarias. Esta Carta fue firmada por España (aprobada en 1992 y puesta en vigor 2001) y conlleva una serie de medidas y políticas, también en Navarra a favor, también, del euskera en la Comunidad Foral. Pues bien, en ese informe dedica un amplio apartado sobre cómo se están llevando esas políticas en Navarra, citando, entre otras una batería de recomendaciones y mencionando una serie de objetivos propuestos en el anterior informe y que no han sido cumplidos. No es de extrañar que la UNESCO, una institución que trata de cuidar los bienes y patrimonios inmateriales de la humanidad, declare en su informe del 2009 que el euskera sigue estando en peligro de desaparición, sobre todo en Iparralde y en Navarra.
Pronto (en el 2011) se cumplirán 25 años de la Ley Foral del Vascuence, ley que, aunque no tuvo el apoyo de todas las fuerzas políticas de entonces (sí hubo, en cambio, unanimidad en otras comunidades… alguna de ellas muy cercana), pretendía “promover e impulsar” una lengua propia de Navarra. Sin negar ni ocultar lo que de bueno se ha hecho hasta ahora (me atrevo incluso a aplaudir algunas medidas tomadas), parece obvio que queda todavía mucho por hacer. Por poner un ejemplo, bastante importante, por cierto, en el ámbito universitario parece que todavía hay que hacer un esfuerzo para responder a la demanda social. En las últimas pruebas de selectividad (año 2009) casi el 25% de los jóvenes navarros hicieron esa prueba en euskera. Ya no es suficiente, pues, que paternalísticamente se “tolere” que los alumnos hablen en euskera por los pasillos de la universidad. Es necesario ofrecerles parte (o totalmente, si se demanda) de los estudios utilizando el euskera como lengua vehicular.
En la enseñanza secundaria, no se puede ignorar que ya hay un bilingüismo muy arraigado y es eso de lo que hay que servirse para dar el paso al plurilingüismo, como afirman los expertos. El “puenteo” no es bueno, en esta caso, ni para la convivencia social ni para conseguir buenos objetivos. El Inglés es en estos momentos una lingua franca. Aprovechemos esto para, que sin mermar el bilingüismo ya real en nuestra comunidad, demos el salto a un plurilingüismo con inglés y otros idiomas.
Volviendo a la imagen de ese profesor universitario, que además es bertsolari, estamos a tiempo de dar aire al fuego de la madre, o al de la amatxi…

"Mi aita nos transmitió dos cosas que para él eran importantísimas: el euskera y la fe cristiana"




getxo. Joseba de Aguirre Zabala recibe a DEIA en su casa de Neguri en Getxo. Los homenajes que va a recibir su padre, el lehendakari Aguirre, le llenan de orgullo, pero, por encima del hecho puntual del cincuenta aniversario de la muerte del primer presidente del Gobierno vasco, considera que la filosofía y forma de ver la vida de José Antonio de Aguirre y Lekube siguen plenamente vigente.

¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la cabeza de la muerte de su padre?

Yo vivía en Inglaterra, acababa de terminar mis estudios en Cambridge y era jugador de rugby. Estaba en un entrenamiento del equipo donde entonces militaba cuando vino un policía y me dijo: "Señor Aguirre tiene que volver inmediatamente a Londres". Me habían localizado desde la Delegación vasca en Londres. Al llegar me estaban esperando Jesús Hyzkman, que era el delegado del Gobierno vasco en Londres, e Iñaki Abando. Los dos estaban llorando y me dijeron que mi aita estaba muy enfermo. Yo ya me había hecho mi composición de lugar y sabía en mi fuero interno que mi aita estaba muerto, por lo que me sentía tranquilo. Llegue a casa en París y, efectivamente, había muerto. Entonces vivían Aintzane e Iñaki con mis padres y mi recuerdo es el de un desastre por una muerte inesperada.

Se conoce la figura del lehendakari Aguirre como político, pero ¿cómo era en familia, el padre?

Hay dos cosas que nos transmitió, dos cosas que para él eran importantísimas: el euskera y la fe cristiana. Yo no hablé ni una sola palabra que no fuera en euskera con mi aita. Yo era euskaldun por parte paterna, ya que mi ama no era euskaldun. Mi aita le obligó, por decirlo de alguna manera, a aprender euskera. Y el otro recuerdo es su fe. Todas las noches rezábamos en euskera. Fe y euskera, dos cosas importantísimas para José Antonio de Aguirre. El martes habrá un funeral en Begoña con un centenar de curas. Y me pregunto, ¿cómo es posible, si hoy en día no se encuentran tantos curas?

Una característica destacada de José Antonio de Aguirre es la fuerza que transmitía a los demás.

Recuerdo un Aberri Eguna, yo tendría 12 ó 13 años, le oía hablar a mi aita y veía a la gente. En un momento se ponía serio y la gente estaba seria, algunos llorando. De repente transmitía optimismo, alegría, y la gente comenzaba a reír. Entonces descubrí lo que era el carisma y que mi aita tenía ese carisma. Podía hacer que la gente riera y al minuto siguiente llorara. A mi edad no acaba de comprender esas reacciones de los que le estaban escuchando.

Además del carisma, del lehendakari Aguirre se ha destacado su capacidad de diálogo.

Rarísimas veces, por no decir que sólo una, le vi enfadado. Tenía un control de la situación tremenda. Le podías decir cualquier cosa, y mira que se dijeron cosas de él, y no se enfadaba. Hasta para castigarnos a mí y mis hermanos, lo hacía con humor. Me daba capones en la cabeza, pero eran cariñosos. La que se enfadaba era ama, y el que la pacificaba era aita. Además, una cosa es el carisma cuando hablaba para la gente, en un mitin, y otra en la distancia corta, en lo personal, algo que yo llamó amistad. Dos de dos consejeros fueron expulsados de sus respectivos partidos, Santiago Aznar, del Partido Socialista, y Juan Astigarrabia, del Partido Comunista, porque eran aguirristas, porque había amistad por encima de las diferencias políticas.

¿Qué otro rasgo definiría al José Antonio de Aguirre persona?

La característica principal de José Antonio de Aguirre era el humor. Para irse de Gernika a Nueva York, pasando por Berlín y para hacer esto -Joseba muestra una foto del lehendakari disfrazado como José Andrés Álvarez Lastra, con gafas y bigote- hay que tener mucho humor. El día que se quitó el bigote aseguró que le daba mucha pena despedirse de su personaje. "Muchas gracias señor Lastra", dijo en Montevideo cuando se afeitó. En casa nos hacía trucos y hacía bromas. Mi aita se mantuvo fiel a sus ideas y compromisos, pero sin olvidar el humor.

¿Por qué se debe reivindicar la figura de José Antonio de Aguirre?

Ahora estamos conmemorando el cincuenta aniversario de su muerte, pero, por encima de esta efemérides, se necesita conocer su filosofía y su forma de ser. Mucho de lo que él dijo o publicó tienen plena vigencia. Cuando me preguntan ¿qué pensaría de esto el lehendakari José Antonio de Aguirre si viviera? Yo les digo que la respuesta es sencilla, sólo hay que buscarlo en sus escritos. Dijo: "Aspiramos a la soberanía plena de Euzkadi sobre sí misma". Una sola frase en la que se recoge su aspiración. Es cierto que no se puede extrapolar un personaje de una época a otra, pero como siempre digo, hay que leer todo lo que dejó escrito y hay que interpretarlo.

¿Era otra raza de políticos?

Era época de gente como Winston Churchill o Charles de Gaulle, ¿qué tenían esos hombres? Carisma. Los políticos eran una élite, los Monzón, Leizaola o Aguirre. Era gente muy preparada. Las chicas no existían. Ha cambiado todo, pero ¿qué pensaría hoy Aguirre de la igualdad? Estoy seguro que a favor. Y no por lo que yo crea, sino por el hecho de que en los mítines del lehendakari Aguirre había mujeres oradoras.

El lehendakari Aguirre era una "pieza codiciada" del franquismo, ¿imagino que hubo tiempo también para la zozobra y el miedo?

En los primeros años del exilio yo era muy pequeño, pero mi ama me contaba que sí, que pasaron miedo. Que se pasó un miedo atroz.

Estuvo meses en Berlín en pleno nazismo y nunca fue descubierto.

Es una pregunta que me he hecho muchas veces. Estuvo cinco meses en el Berlín de Hitler y no le cazaron. Sobre todo, porque de su estancia allí eran conocedores el embajador de Venezuela, el de la República Dominicana o el cónsul de Panamá, entre otros. Según algunos fue porque hubo un acuerdo del Gobierno vasco con los nazis. Incluso se ha llegado a decir que mi aita conoció a Hitler en la embajada de la República Dominicana, pero no existe ninguna constancia de que Hitler hubiera estado allí. No le llegaron a detener porque nadie le delató y eso que el cónsul de Panamá era pro Hitler. Ninguno de ellos le delató simplemente por la amistad que tenían con él. Eso no se si se podría trasladar a hoy en día. Si le llegan a descubrir su destino hubiera sido el mismo que Companys. Yo creo que Franco y los suyos le tenían más ganas al presidente del Gobierno vasco que al de la Generalitat.

De los documentos históricos, ¿cuál resaltaría usted?

Hay muchas intervenciones, muchos escritos, pero para mí uno de los importantes es el manifiesto de Turtzioz, el último que hicieron los responsables del Gobierno vasco antes de abandonar tierra vasca. Es un escrito en el que se comprometían a seguir luchando por la libertad de Euskadi.

El lehendakari Aguirre está enterrado en Donibane Lohizune. ¿Han pensado alguna vez trasladar sus restos a Getxo?

La familia decimos que mientras vivamos, seguirá enterrado en Donibane Lohizune. Está enterrado en Euskadi y es un lehendakari querido en los dos lados de la muga. Para nosotros está claro el Zazpiak Bat. Yo me casé en Donibane Lohizune, mi mujer casi nació en Donibane Lohizune, en Pou. Está claro que Donibane Lohizune es nuestro país. Al que hay que traer a Euskadi y homenajearle es a Doroteo Ziaurriz, el último presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV antes que Franco y luego también en el exilio. Murió en el exilio y está enterrado en un panteón nuestro. Allí hay tres personas, la madre de mi aita, Doroteo Ziaurriz y un desconocido.

¿Pesa el apellido Aguirre?

En algún momento sí que me llegó a pesar. Cuando iba a cumplir 21 años, en junio de 1959, tenía que optar entre ser español, francés, ya que nací en París, o por la naturalización británica. Ese último año, aita vino un par de veces a Londres y yo le dije que había estudiado en Inglaterra y que quería seguir allí. Era un momento en el que pensé que debía de dejar de ser el hijo del lehendakari Aguirre y comenzar a vivir mi vida.

Friday, March 05, 2010

Bernardo Atxagari egindako elkarrizketa interesgarria

Besteak beste, estetika eta etikaren arteko loturaz aritzen da.

Aita Patxi, capellán de gudaris



Hombre de poca plática, pero de mucha práctica. Así era, según quienes lo conocieron, Victoriano Gondra Muruaga. Así era el capellán de gudaris, la persona que se ofreció para ser fusilada en lugar de otros dos presos y, sobre todo, el pasionista religioso que se desvivió durante toda su vida por ayudar a los más necesitados. Así era Aita Patxi. Alguien "muy piadoso" y fiel "cumplidor de las normas", pero "capaz de saltárselas" si con ello contribuía a hacer lo que consideraba justo. Lo que consideraba bueno. Un hombre, como le definían, de pocas palabras y muchos hechos, que ya en vida fue tratado por algunos como santo y cuyo proceso oficial de canonización por parte del Vaticano se encuentra, precisamente, en camino.

"Dentro de los religiosos, era una persona atípica. Pero no por ser raro sino por ser diferente, en el buen sentido. Nosotros -los alumnos del seminario de Gabiria- siempre tuvimos la impresión de que se trataba de un sacerdote especial. Desde un principio. Llevaba en su interior algo que los demás, siendo también buenos, no tenían", asegura Martzel Andrinua, igualmente pasionista y una de las personas que conoció de cerca a Aita Patxi. "Se entregó totalmente al servicio de los que él llamaba hermanos presos, tanto si eran vascos católicos como si eran asturianos comunistas", añade Hilari Raguer, monje benedictino y autor de una extensa biografía sobre su vida (Aita Patxi. Prisionero con los gudaris).

su vida

Arrieta, marzo de 1910

Ambos conocen como pocos la historia de Gondra Muruaga y ambos seguirán muy de cerca los actos de su centenario. Porque hoy mismo se cumplen cien años de su nacimiento en la localidad de Arrieta (Bizkaia) y, mañana, se iniciarán las actividades programadas para su conmemoración. Actos que se prolongarán durante todo un año y que recordarán la trascendencia histórica de su figura y los hechos que protagonizó. Su vida y su labor.

La infancia que tuvo en una familia religiosa de labradores, el origen de su vocación, su paso por el Colegio Apostólico de Gabiria, su noviciado en el santuario alavés de Nuestra Señora de Angosto (donde fue revestido con el hábito pasionista y recibió el nombre de Francisco de la Pasión), sus estudios de Filosofía y Teología en Tafalla y Deusto o su ordenamiento como sacerdote en el Santuario de San Gabriel y Santa Gema de Irun. Todo estará presente, más que nunca, en el año de su centenario.

Y, por supuesto, lo que ocurrió después de ese ordenamiento. Lo que sucedió durante y después de la Guerra. Lo que le llevó a convertirse en Aita Patxi. Su movilización como capellán del Batallón Rebelión de la Sal del Ejército Vasco, su cuidado a los heridos, su implicación en la asistencia a las víctimas tras el bombardeo de Gernika, su captura como prisionero en el llamado Cinturón de Hierro (por negarse a decir que se había pasado al otro bando), su paso por diferentes cárceles (en una de ellas coincidió con Esteban Urkiaga Lauaxeta y rezó ante su celda en las horas previas a su muerte) y su integración en el Segundo Batallón de Trabajadores con destino al frente de guerra en Madrid. Todo eso estará también presente este año.

Porque el de Victoriano Gondra es uno de esos casos que sirven como ejemplo de algo y que, según sostienen Raguer y Andrinua, no conviene olvidar. "Se ha querido presentar la Guerra Civil como una cruzada de los católicos contra los comunistas, pero los católicos nacionalistas vascos rompen este esquema, porque estuvieron del lado de la República. Era insólito, y muy enojoso para las autoridades franquistas, verlo en un batallón de trabajos forzados, aferrado a los harapos de su hábito religioso, empeñado en celebrar la misa y dirigir el rezo del rosario de los gudaris", comenta a ese respecto Raguer, para quien Aita Patxi es "un caso límite del drama de Euskadi". "Su caso es muy aleccionador y, en un mundo tan agresivo y violento como éste, puede favorecer a amansar y a desarrollar otra manera de pensar", agrega Andrinua.

doble ofrecimiento

Simulacro de fusilamiento

Los episodios más conocidos de Aita Patxi llegaron, precisamente, tras su captura, cuando, hasta en dos ocasiones, se ofreció para ser fusilado en lugar de otro preso (en una de ellas incluso se organizó un simulacro para ver si hablaba en serio). "Y ninguno de los condenados era vasco ni católico", subrayan los dos religiosos. "He hablado con muchos que compartieron su cautiverio y todos se deshacen en elogios de su caridad. Más de uno me dijo yo soy agnóstico, pero en el Dios de Aita Patxi sí creo", señala Raguer en relación a la trascendencia que aquellos ofrecimientos tuvieron en su momento.

Tiempo después, con la Guerra ya terminada, Victoriano Gondra regresó a Euskadi. Primero a Deusto, más tarde al noviciado de Angosto y, después (en 1954), de nuevo a Deusto. Eso sí, nunca habló de la Guerra. "Por miedo a hacernos daño o por exponerse a hablar mal de alguien, nunca la mencionaba. Sólo se refirió a ella cuando, por obligación, tuvo que escribir sus memorias en sendos libros en euskera", asegura Martzel Andrinua, que también coincidió con él en Álava.

Con la vista "siempre en tierra", sin levantar los ojos "más allá de los tres o cuatro metros", Aita Patxi se mostraba como un hombre "serio, pero cercano y amable". Una persona que seguía centrada, sobre todo, en la ayuda a los demás, y que nunca guardó rencor hacia las autoridades eclesiásticas que habían censurado su implicación con las tropas republicanas (aseguraba que sólo defendía Euskadi). Especialmente en Bizkaia, recorría hospitales, casas y pueblos -sobre todo de zonas rurales- para ofrecer asistencia a los ancianos y a los enfermos.

de pueblo en pueblo

"El fraile del autostop"

Fue entonces cuando a Aita Patxi se le empezó a conocer como El fraile del autostop, porque utilizaba ese sistema para ir de un pueblo a otro, o como El fraile del rosario, porque invitaba a rezarlo a quien le dejaba subir en su coche (de hecho, él no llevaba reloj y contaba el tiempo en función de la duración de los rezos). Compaginaba su labor sacerdotal con esa ayuda directa a los más necesitados y, poco a poco, se fue haciendo muy conocido.

Y así transcurrieron los años hasta que, en 1974, Aita Patxi falleció víctima de la leucemia. Se apagó entonces su vida, pero no su legado. Ni su figura. Una esencia, ésta, que, en vísperas de su santificación, y en el centenario de su nacimiento, está ahora más presente que nunca.