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Saturday, April 24, 2010

La dignidad del destierro





José Miguel de Barandiaran, gran patriarca de la cultura vasca, fue empujado al exilio tras el triunfo de Franco w El religioso siempre tuvo claro el motivo: "Porque soy vasco y porque investigo el pueblo vasco"
(Joxemiel Barandiarani buruzko zenbait datu bibliografiko berri atera dira bere egunerokoaren bigarren zatia argitaratzearekin batera. Artikulu honetan beraien iruzkina egiten da. Den-denarekin (enfokea, zenbait ondorio) ez nago ados, baina oso interesgarria da hemen komentatzen diren gauzak.

Iñaki Goiogana - Sábado, 24 de Abril de 2010 - Actualizado a las 08:11h.
Lekeitio

José Miguel de Barandiaran (1889-1991) fue calificado en su día como el patriarca de la cultura vasca. Desde luego, su talla intelectual y humana está fuera de discusión pero, casi veinte años después de su fallecimiento, su presencia y conocimiento entre nosotros puede decirse que no es la que le corresponde. Recientemente, la Fundación José Miguel de Barandiaran, dentro del proyecto de publicación de las obras completas del sabio de Ataun, ha llevado a las librerías el segundo tomo del diario de Barandiaran, lo que permite hacer una pequeña semblanza de los años tal vez más duros de la vida de Barandiaran, los correspondientes a la guerra y el exilio, aportando sus testimonios.

"Me he esforzado en convertir los días en trabajo". Así reza una frase escrita el día de Nochevieja de 1947, día de su 58 cumpleaños y duodécimo de permanencia en el destierro. El párrafo termina preguntándose "¿Hasta cuándo?". "¿Para siempre?". Desde luego, no son las únicas preguntas que se hace. El libro está lleno de anotaciones, comentarios, noticias del Barandiaran hombre, del científico, del sacerdote, del exiliado... del permanente y cualificado observador del entorno.

En cuanto a su situación personal y las causas que le habían llevado al exilio, don José Miguel no albergaba muchas dudas. A este respecto, el 31 de diciembre de 1948 anotaba que desde el Obispado de Vitoria no le habían dado ninguna explicación para que le privaran de su puesto en el seminario, pero creía saber la respuesta: "Porque soy vasco y porque investigo el pueblo vasco: porque afirmo que el amor mutuo es imprescindible y que esto debemos comenzar a aplicarlo desde la casa de cada cual; porque reconozco que no tengo nada que hacer en el juego de la política".

Barandiaran dejó escritos en estos cuadernos que hasta el estallido de la guerra nunca había sido objeto de recriminación de parte de los obispos por los contenidos de sus clases ni por las labores etnográficas y arqueológicas, que había llevado a cabo desde antes de que se ordenara sacerdote en el año 1914. Antes bien, había recibido mensajes de felicitación y aliento para que los continuara desarrollando. Sin embargo, "se inició la guerra, no me posicioné al lado de Franco. Franco ganó la guerra; la Iglesia me abandonó, me olvidó, me marginó en medio del hambre y de los odios de los eclesiásticos: pretendía mi muerte y mi desaparición. En vano escribí al Obispo de Vitoria y al Santo Padre de Roma. No me contestaron". Esta cita del 31 de diciembre de 1948 termina diciendo con amargura: "Antes acostumbraba a creer que entre los hombres de Iglesia existían Charitas et Justitia: Ahora, para mi dolor, he comprobado que eso no siempre es cierto: que no siempre está ahí Jesús".

Desde luego, estos cuadernos de notas están repletos de anotaciones etnográficas, croquis de tal iglesia, inscripción de cual caserío. Son innumerables las entradas en las que se dice que ha hallado un dolmen, ha explorado una cueva, ha observado alguna peculiaridad, por ejemplo, en la caza de palomas de Etxalar, etc. Las excursiones montañeras de la vertiente norte de los Pirineos vascos realizadas por don José Miguel, acompañado de algún guía local o de otros científicos, están retratados con profusión.

Todo ello, con ser muy interesante, tal vez no sea lo que más pueda llegar al gran público. Pero se equivocará quien piense que el vademécum de Barandiaran es un libro aburrido. No hay más que leer cómo apunta lo que le contó Felipe Urcola, periodista de San Sebastián, exiliado en París y director de Euzko Deya, la publicación oficial del Gobierno vasco en el exilio. Este periódico lo había fundado Rafael Picabea, antiguo diputado y empresario de prensa de San Sebastián, quien a su vez había relatado a Urcola cómo fue el ascenso de Remigio Gandasegui al cargo episcopal: "Era la primera vez que Picabea ostentaba el cargo de diputado a Cortes. Tendría unos 29 años. Un señor apellidado Irala, a la sazón alcalde de Ondarroa, se le presentó un día a Picabea y le dijo que desearía vivamente que a un sacerdote, amigo suyo, canónigo de Zaragoza, se le ascendiera al episcopado". Picabea aceptó el encargo y se entrevistó con los Reyes, quienes le prometieron la gracia. La primera sede en vacar fue la de Vitoria, "pero no se le dio esa sede a Gandasegui, por ser éste vasco". Más adelante vacó la de Ciudad Real. Esta parecía ser más adecuada para Gandasegui, pero su ocupación requería un título de nobleza, pues a la sede se le añadía aneja el priorato de las órdenes militares. El inconveniente pudo suplirse al informar alguien de que la condición episcopal acarreaba automáticamente la nobleza.

No es la única elección episcopal realizada de forma poco cristiana que se describe en los cuadernos de don José Miguel, ni la única crítica a la Iglesia. Todas estas notas críticas se caracterizan porque están relatadas con los detalles precisos, queriendo dejar testimonio para la posteridad y obrar así en bien de la Iglesia, no en su desprestigio como alguien pudiera pensar.

Además de estos temas eclesiásticos seculares, las observaciones contenidas en el libro sobre el ánimo de los exiliados vascos a lo largo de la Guerra Civil y de la II Guerra Mundial son especialmente ilustrativas. Cabría decir que las observaciones apuntadas se aproximan más a lo que verdaderamente sentían aquellas personas que muchas obras académicas. El 29 de marzo de 1939, la antevíspera de la finalización de la guerra, don José Miguel escribió: "Los vascos exiliados que han vivido en tirante suavidad con alternativas de esperanza y desilusión, ahora se hallan destrozados y derrotados". En su lucha por existir no tuvieron ninguna ayuda de personas que, se suponía, representaban la defensa del sistema de valores que cimentaba el entramado de la vida cristiana en la que fueron educados. "Esta general claudicación de los jerarcas eclesiásticos traerá sin duda graves consecuencias que verán los hijos y los nietos de los derrotados de hoy. Éstos han perdido sus puestos y sus bienes; los jerarcas han sembrado cizaña, el mal ejemplo y el desmoronamiento del orden cristiano. Estamos asistiendo a la siembra de una Vasconia sin fe".

"El camino equivocado" Según Barandiaran, la Iglesia oficial se hallaba, como en otros momentos de la historia, en una encrucijada, pero en esta ocasión, a su juicio, estaba tomando el camino equivocado, "que aumentará más su descrédito y la desbandada de sus clientes". Esta observación (¿cabría calificarla de profética?) no es aislada y pasajera. Las críticas a cargos eclesiásticos no se limitan a los más cercanos: en la pluma de Barandiaran alcanzan hasta al mismo Papa. "Las gentes de Bizkaia, presas de terror, se han preguntado si tales inhumanidades (se refiere a los bombardeos sobre Gernika, Durango, etc.) podrían ser aprobadas por Cristo; si el Padre Santo consentiría en que el nombre de la religión fuese utilizado para perpetrar tantos crímenes. El Santo Padre era su última esperanza; y el Santo Padre (...) nada dijo".

La postura de Barandiaran ante la Guerra Civil es la de un independiente, no la de un indiferente. En el libro hay numerosas citas sobre la labor realizada en las misiones que consideró justas. Su actividad como capellán en la colonia escolar de la Citadelle de San Juan de Pie de Puerto, sus labores propagandísticas, etc. Sobre estos trabajos pudiera decirse que los realizó de manera discreta, lejos de la notoriedad. Pero de igual modo accedió a intervenir en actividades públicas. Ejemplo de ello es su participación en el Congreso Eucarístico Internacional de Budapest de 1938 junto a Alberto Onaindia y Eduardo Escarzaga. Los componentes de esta misión, financiada por el Gobierno de la República, fueron cuidadosamente escogidos. Onaindia, hermano de un sacerdote fusilado por los sublevados, testigo directo del bombardeo de Gernika y brazo derecho del lehendakari en asuntos eclesiásticos. Por su parte, Escarzaga era el rector del seminario de Vitoria y Barandiaran el sacerdote científico más destacado de la diócesis. El viaje tenía como fin contrarrestar la misión franquista encabezada por el cardenal Gomá, una empresa casi imposible y que a punto estuvo de terminar en las cárceles húngaras por los contactos que mantuvieron con católicos sociales opositores del régimen de Horty. Pero una cosa era acudir a un congreso eclesial y otra muy diferente aceptar la sugerencia hecha por Onaindia de ocupar el coprincipado de Andorra, ofrecido también por la República a un sacerdote vasco, visto que el Obispado de la Seo de Urgell estaba vacante. Barandiaran no aceptó la propuesta, aunque tampoco la negó para otro sacerdote vasco y le citó a Eduardo Escarzaga para ocupar la sede de Urgell.

la ocupación alemana Durante la mayor parte de estos años, Barandiaran residió con su sobrina Pilar en Sara. Allí le tocó vivir la ocupación alemana y siendo, probablemente, el único que podía expresarse en alemán le correspondió hacer de enlace entre las autoridades locales y los soldados alemanes. Esta relación le permitió, entre otras cosas, lograr permisos militares para continuar la exploración de las montañas y acumular los descubrimientos arqueológicos. Pero también para observar las actividades guerrilleras o de contrabando que se desarrollaron en la muga.

Don José Miguel nunca estuvo aislado en el destierro y colaboró en las labores parroquiales de Sara. Sus observaciones sobre la religiosidad de la localidad, las diferencias en la práctica religiosa entre mujeres, hombres y niños, y las comparaciones que hace con las observadas en otras localidades de Iparralde que a menudo visitaba nos muestran un retrato de la Euskadi continental rural de aquellos años. Este retrato no se limita a su aspecto religioso o etnográfico: los apuntes sobre las opiniones políticas de los sacerdotes nativos, los cantos a favor de Pétain, etc., son también significativos del pensar de aquellas gentes.

Todo lo dicho hasta ahora nos muestra a una persona, un sacerdote, volcado a servir a su pueblo. Pero Barandiaran fue también un científico social desde sus tiempos de seminarista, y durante el exilio no abandonó ni un momento esta vocación. Su participación en congresos internacionales, su colaboración en revistas científicas o en instituciones públicas, como el Ministerio de Educación Nacional francés, no decayó y se mantuvo al más alto nivel que su gran capacidad le permitía. La labor científica no se limitó a la participación y colaboración con instituciones foráneas. Barandiaran fue el fundador y principal sostener de revistas como Eusko Jakintza e Ikuska, esta última fundada para llenar el hueco dejado por Eusko-Folklore. Fue también uno de los principales sostenes de Eusko Ikaskuntza en el exilio y colaboró muy activamente en los congresos que a partir de la finalización de la II Guerra Mundial se organizaron, dirigiendo el VII congreso, celebrado en Biarritz, y tomando parte en el VIII.

Más, mucho más, hizo don José Miguel de Barandiaran entre 1936 y 1953, los años que abarcan su exilio, destierro motivado por ser vasco y porque investigó el pueblo vasco.

Wednesday, April 14, 2010

Medirlo todo, medirlo bien

Josep Miró i Ardèvol –La Vanguardia, 04/04/2010

La embestida contra el Papa no persigue la búsqueda de la verdad, sino un relato acusador, dañino

La excepcionalidad en la comisión de pederastia es mayor en la Iglesia: es injusto decir lo contrario
La Iglesia desde 1983 ha revisado normas y adoptado decisiones públicas duras; ¿quién puede decir lo mismo?

Empezó en 1992, ha persistido durante casi dos décadas y ahora alcanza su máximo apogeo con la embestida directa al Papa. Se trata de la pederastia y se dirige contra las tres columnas del sistema católico: su autoridad moral - en tiempos de indolencia sigue despertando pasiones-,el sacerdocio, y el Papa. La confrontación está alejada de toda racionalidad, no persigue la búsqueda de la verdad, sino un relato acusador, dañino. Para construirlo se acude a:

La acumulación.

Remontándose a 1940, se acumulan denuncias para aportar la cifra de 4.000 sacerdotes pederastas en Estados Unidos. Hay otra forma más honesta de presentar la cifra. En aquel país de 300 millones de habitantes con más de 2,5 millones de escolares y 763.000 universitarios en centros católicos, y 20.000 parroquias, se han dado a lo largo de medio siglo algo menos de 8 denuncias de paidofilia sacerdotal al año (y bajando). En Alemania, también denuncias, y no juicios ni sentencias, sólo el 0,037% de las formuladas los últimos 15 años corresponden a sacerdotes. Es decir el 99,96% de los paidófilos son seglares. ¿A nadie se le ocurre preguntar en qué cree ese 99,96%? La agregación.
En acumulación de datos del área anglosajona, caso de Irlanda, se mezclan los abusos sexuales, con el bofetón o el insulto para hinchar cifras.
La concentración del foco. Philip Jenkins, profesor de Historia y Estudios Religiosos de la Universidad de Pensilvania, afirma que se concentra el foco en los católicos prescindiendo de lo que ocurre en otras confesiones, y sobre todo en los maestros y profesores. Otro estudio, realizado durante los primeros seis meses del
2002, lo constata: Los 61 mayores periódicos de California publicaron 2.000 historias sobre posibles casos de paidofilia de sacerdotes por sólo 4 acerca de abusos en escuelas públicas, a pesar de ser abrumadoramente más numerosos según los datos oficiales.

Muerte a la presunción de inocencia.

Todo sacerdote denunciado es culpable para la BBC, periódicos como The New York Times y buena parte de la prensa anglosajona. También en medios españoles como El País,la Ser, El Periódico, entre otros, o públicos como TV3 y Catalunya Ràdio. Se limitan a repetir los mismos relatos surgidos de las mismas fuentes sin ningún afán de hurgar en los hechos. ¿Pereza periodística o leña al mono? Se habla de denuncias como si fueran sentencias, se ignoran las absoluciones y las causas archivadas. La diócesis de Los Ángeles publicó en febrero del 2004 un informe sobre 104 denuncias: 43 de los incriminados habían muerto, otros habían abandonado el sacerdocio. De los 16 que sí permanecían sólo 4, el 25%, se enfrentaban a juicio. En un conocido informe en relación a la diócesis de Boston, Deal Hudson, afirma: "Sólo 4 de los más de 80 sacerdotes etiquetados por los medios de comunicación como ´paidófilos´ son en realidad culpables de abusar de niños pequeños". El 5% de las denuncias. Y así se podría seguir.

La ocultación del papel de la homosexualidad.

Una buena parte de las denuncias por pederastia corresponden por la edad del afectado a relaciones homosexuales. Según la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la que llegan los casos diocesanos más graves, el 60% corresponden a relaciones homosexuales, el 30% con mujeres, y sólo el 10% son de naturaleza paidófila. En España se asume, impasible el ademán, la regulación legal vigente que permite las relacione sexuales entre un adulto y un mayor de ¡13 años! Aquí la ley es generosa con el pederasta y casi nadie protesta. Lo que en el área anglosajona sería un delito
grave aquí no lo es.

La mentira.

Se propaga que la Iglesia condena a excomunión a las víctimas que denuncian el delito, cuando en realidad establece lo contrario en la instrucción de Crimen Solicitacionis de 1962 (actualizada en la revisión del Código Canónico de 1983 Delictis gravioribus).También se ha prodigado que el Papa tapó el caso del cura paidófilo Murphy. Denunciado en 1975, su caso fue archivado por la justicia
por falta de pruebas, aunque la diócesis lo apartó de sus tareas por prudencia. 20 años después, el caso viajó a Roma junto con otros y en relación a tema de naturaleza canónica: la posible vulneración del sacramento de la confesión. Pero incluso en este segundo hecho, el entonces cardenal Ratzinger no intervino. ¿Cuál es la base para acusar a Benedicto XVI? Ninguna pero The New York Times y sus palmeros han llenado páginas con todo ello. La implicación del celibato sacerdotal con la pederastia es otro ejemplo. La literatura científica señala que no existe relación.
Una de tantas referencias puede encontrarse en el estudio “Sexual abuse in social context: clergy and other professional”. Pese a ello se insiste como si la concomitancia fuera cierta.

Fuera de contexto.

El efectismo se multiplica al eliminar todo contexto. En España un estudio de 1994 del doctor Félix López, encargado por el Ministerio de Asuntos Sociales, señaló que los abusos a menores cometidos por maestros y profesores afectaban al 23% de las niñas y al 10% de los niños. El Departamento de Educación de Estados Unidos consideraba en el 2004 que entre el 3,5% y el 6% de los alumnos habían sido objeto de una actuación sexual inadecuada por parte de sus profesores, cifra coincidente con la encuesta oficial del 2003 que sitúa el dato en el 6,7%. Si los sacerdotes
católicos hubieran actuado igual, y considerando sólo las escuelas, el número de casos en los últimos 50 años debería haber sido de unos 225.000 a 300.000 para igualar el ratio de los seglares, pero sólo fueron 4.392, es decir 60 veces menos.
La reiteración y el equívoco.
Se acusa a la Iglesia de no haber hecho nada sobre esta cuestión. Es falso. De hecho es la única gran organización que trata con menores que ha adoptado medidas decisivas. Ningún gobierno de ningún país ha hecho nada parecido, a pesar de que la lacra es mucho mayor en los centros públicos. Nadie más lo reconoce públicamente. Ningún periódico ha pedido jamás la cabeza de un ministro de Educación o un secretario general por ello. La Iglesia desde 1983 ha establecido, revisado y
ampliado normas, adoptado decisiones públicas de gran dureza, como con el padre Maciel, ha suspendido sacerdotes, cerrado las parroquias, aportado dinero sin obligación judicial. ¿Quién puede decir lo mismo? Con mucho menos motivo ha hecho mucho más. Todo esto no significa menospreciar los delitos que se hayan cometido, sino situarlos en el contexto real. La pederastia es
una maligna tentación humana. Si practicáramos el método descrito, los españoles, aparecerían como unos paidófilos, empedernidos. No digamos ya los maestros y profesores. Pero sabemos que unos y otros son personas normales, con excepciones. Esa excepcionalidad en la Iglesia es todavía mucho mayor, y al presentarla como si fuera lo contrario, se comete una gran injusticia. La realidad sacerdotal es otra: Cuando en el lugar más remoto y violento, la ONU, y las ONG abandonan el territorio, los misioneros, las monjas, permanecen. Centenares de ellos mueren cada año por esta
causa. En el lugar más cercano, cuando el pobre o el desesperado busca ayuda, acude a una parroquia. Cientos de miles de familias de aquí confían sus hijos a escuelas católicas. Son millones en el mundo. Así continuará siendo, sin que los escándalos sobre la pederastia les afecten, porque confían en la Iglesia y en sus sacerdotes. Esa es la realidad. Juzgarla exige medirlo todo y medirlo bien.

josepmiro@ e-cristians. net

Tuesday, April 13, 2010

Las perlas de la hemeroteca. Caso Egunkaria

(Jurdan Arretxe kazetari gazteak egindako artikulu mamitsu eta esanguratsua duzue hauxe. Zazpi urte itxaron behar izan dugu orduko adierazpen mingarri batzuk zein lotsagarriak ziren demostratzeko... baina itxaronaldia merezi izan du, gure eroapenak bere saritxoa izan du)

Las horas siguientes al cierre de "Egunkaria" y las detenciones de varios de sus dirigentes supusieron un inmediato aluvión de declaraciones, ahora desautorizadas, tanto del Gobierno del PP como del PSOE

jurdan arretxe - Martes, 13 de Abril de 2010 - Actualizado a las 07:35h.




basta repasar la hemeroteca para ver quién era quién hace tan sólo siete años. El actual lehendakari, Patxi López, era sólo el secretario general del PSE; Josep Lluís Carod-Rovira, secretario general de ERC; Antonio Basagoiti, portavoz del PP en Bilbao; Jaime Mayor Oreja, vicesecretario de los populares; Xabier Arzalluz, presidente del EBB; Ángel Acebes, ministro del Interior; Mariano Rajoy, vicepresidente primero del Gobierno español; José María Aznar, presidente de ese mismo Ejecutivo.

Hoy todos han cambiado de puesto. Pero en febrero y marzo de 2003, como hoy, el caso Egunkaria era noticia. Tanto que, tras la operación policial ordenada por el juez Del Olmo, pocos políticos permanecieron en silencio.

El actual líder del PP y entonces vicepresidente primero del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, calificó de "claramente inmoral" la subvención que diversas instituciones dieron al improvisado sustituto de Egunkaria, Egunero. Meses más tarde, en octubre, Rajoy volvió a hablar sobre las presuntas torturas a varios de los detenidos que había negado en febrero. Consideró incluso lógico que ese tipo de denuncias las hiciera gente de la izquierda abertzale, pero "que lo haga, aunque sea por vía de la insinuación, un Gobierno [el vasco, en referencia a la solidaridad mostrada por Gasteiz ante las denuncias], demuestra la locura a la que ha llegado ese Gobierno".

un gobierno "loco"

Ataques al PNV

El dirigente hoy cuestionado por el caso Gürtel criticó que el entonces líder jeltzale, Josu Jon Imaz, fuera a una manifestación en apoyo a Egunkaria: "Que vaya a protestar por una resolución de la Justicia revela que hay gente que está dando pasos que son muy poco razonables, que se salen de la lógica democrática y que demuestran nulo respeto al Estado de Derecho y a los tribunales, uno de los pilares básicos de la democracia".

Jaime Mayor Oreja, ex vicesecretario general del PP y ex ministro del Interior, apuntaló la línea crítica hacia los nacionalistas: "El PNV y el Gobierno vasco, de ahí su radicalidad, tienen que justificar lo injustificable para favorecer a un medio de comunicación que, evidentemente, según el juez, forma más parte de un entorno terrorista que de lo que es un medio de comunicación". El popular cifró las subvenciones en más de "1.000 millones de pesetas desde 1996".

El también miembro del PP vasco y entonces portavoz de los populares en el Ayuntamiento de Bilbao, Antonio Basagoiti, consideró "insólito" que el 24 de febrero el alcalde, Iñaki Azkuna, convocara una junta de portavoces: "Es muy significativo la posición que está teniendo el PNV en toda la CAV y Azkuna en particular de servilismo a Batasuna". Para el actual líder del PP en Euskadi, el partido jeltzale "pretende recoger sus resultados electorales, pero están agachando la cabeza completamente ante el brazo político de ETA".

"Presunto terrorista"

Otamendi "ataca la democracia"

Más allá fue el ministro del Interior, Ángel Acebes, que respondió con contundencia a la denuncia de torturas efectuada por Martxelo Otamendi: "Hay que valorarlas como las afirmaciones de alguien que es presuntamente terrorista y por lo tanto, lo que ataca y vulnera permanentemente son los derechos, las libertades y la democracia".

El PSOE, entonces en la oposición, hizo pública su posición a través de su secretario general en Euskadi y su portavoz en el Congreso de los Diputados. Patxi López criticó que "muchos" hablaran "de la presunción de inocencia de Egunkaria, pero no de la del juez, al que se le está condenando sin conocer los datos y las pruebas". Para el líder socialista, "el juez parece que tiene datos que indican que [el diario] participa del entramado de ETA".

El actual lehendakari se mostró sorprendido "de la rapidez y contundencia con la que responde el tripartito [PNV, EA y EB]" ante el cierre del diario, "frente a la reacción, más tibia, ante hechos tan probados como un atentado".

Jesús Caldera mostró "respeto" por un procedimiento judicial que daría "respuesta a las inquietudes". El portavoz socialista pidió al juez Del Olmo "agilidad para instruir cuanto antes esta causa".

Las voces más críticas llegaron por parte del PNV y de ERC. Xabier Arzalluz llegó a declarar que los fontaneros de La Moncloa estudiaban una manera de "suspender" las elecciones municipales en Euskadi. Para ello necesitarían crear "una gran crispación social" y "tensión constante", lo que aprovecharían una actuación como la de Egunkaria. Josep Lluís Carod-Rovira, afirmó que el cierre era una "auténtica barbaridad".

El tiempo se ha tragado a unos y ha aupado a otros, pero sus declaraciones permanecen.

Tuesday, April 06, 2010

Amerikar batzuek hotz-hotzean kazetariak hil eta haurrak larriki zauritu

2007an gertatu zen. 11 pertsona hil ziren. Hoztasun handiz akatzen dituzte guztiak, baita armarik ez dutenak ere. Baita zaurituak eta babesbageak. Baita zaurituak laguntzera etorritakoak...
Gizakia horretarako kapaz da, bai. Gainera, haurrak ere zauritu dituztela konturatzean errua "insurgenteei" bota, arrisku gunetara ekartzearren. Zeinen erraz "lasaitzen" ditugun geure kontzientziak.