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Tuesday, July 03, 2018

Eusko Ikaskuntza Nafarroan: katea ez da eten

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El centenario de Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos lo tenemos a la vuelta de la esquina y, desde Navarra, es el momento de echar una mirada atrás para ver con más conocimiento de causa a dónde queremos ir. En la sede de Eusko Ikaskuntza de Pamplona un busto de Arturo Campión (1854-1937) que preside la sala de reuniones nos recuerda que parece que fue ayer cuando tanto él como otros representantes navarros formaron parte fundacional en aquel 1918 de Eusko Ikaskuntza, a instancia de las cuatro diputaciones forales (de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Navarra). En las juntas directivas iniciales, antes de la Guerra Civil, además de Arturo Campión, se contó con representantes navarros que dejaron impronta: Manuel Irujo (1891-1981), Aingeru Irigaray (1899-1983), José Aguerre (1889-1962) o Joaquín Beunza (1872-1936), personas de distinta trayectoria intelectual e ideológica, pero que coincidían con la necesidad de apoyar el estudio riguroso y académico en Vasconia y sobre Vasconia, cosa que por aquellos albores del siglo XX no se veía siempre con buenos ojos y no pocas veces era censurado. Pero, y siguiendo con esos comienzos, creo que es significativo rescatar de la memoria el II congreso de Eusko Ikaskuntza que se celebró en Pamplona en 1920. El congreso giró en torno a la “Enseñanza y cuestiones económico-sociales”. Es significativo por varios aspectos: ya desde el principio la capital navarra acoge la actividad de Eusko Ikaskuntza;la mujer empieza a participar en los congresos de Eusko Ikaskuntza con aportaciones académicas;participan representantes municipales de la Baja Navarra;el discurso inaugural es pronunciado por Arturo Campión y el de clausura por el rey Alfonso XIII. Para entonces este rey ya había pronunciado un discurso sobre los estudios vascos: “Veo con singular complacencia la creación de la Sociedad de Estudios Vascos, y quiero que el primer aplauso que reciba esta Sociedad naciente sea el mío, como deseo ser el primero que se inscriba entre sus fundadores, consagrados al estudio y fomento de todo cuanto pueda contribuir al adelanto y progreso del País;cultivad vuestra lengua, el milenario y venerable euskera, joya preciadísima del tesoro de la humanidad, que habéis recibido de vuestros padres y debéis legar, incólume a vuestros hijos […]”. Dan mucho qué pensar estas declaraciones porque a veces contrastan con actitudes de representantes estatales o del País con respecto a Vasconia, su cultura y los estudios sobre ella

Tras la Guerra Civil y el “obligado” cese de actividad en territorio peninsular, Eusko Ikaskuntza se pone en marcha de nuevo en Oñati en 1978 y en esa reanudación están presentes, una vez más, destacados representantes navarros: entre otros, Gregorio Monreal, quien sería después presidente de Eusko Ikaskuntza y más tarde rector de la Universidad del País Vasco. La “renovada” institución tendría desde entonces varios vicepresidentes en la junta permanente, uno por cada territorio. En representación de Navarra, Tomás Urzainqui, Mikel Aranburu Urtasun, Sixto Jimenez, personas con gran proyección en el tejido social y cultural de Navarra, me han precedido como vicepresidentes por Navarra y han dejado el listón muy alto, en su aportación a Eusko Ikaskuntza y a los estudios vascos en general. En Navarra, además, Eusko Ikaskuntza ha sido un foro en donde han confluido aportaciones de estudiosos de las distintas universidades navarras y de otros estamentos, creándose un espacio de pluralidad y diálogo sereno y fecundo en beneficio de Navarra y sus gentes.
En la etapa que me ha tocado como responsable por Navarra, Eusko Ikaskuntza se ha repensado a sí misma, se ha reformado en sus estatutos y se ha transformado en su actividad para adecuarse a los nuevos tiempos y hacer frente a los retos de la sociedad actual. En cuanto a Navarra, Eusko Ikaskuntza ha recuperado el convenio con el Gobierno de Navarra con una partida para proyectos y actividades en Navarra que partió de cero y el año pasado era de veinte mil euros y este de cuarenta mil. Los convenios que tenemos con los ayuntamientos navarros están siendo actualizados para las nuevas líneas de actuación de Eusko Ikaskuntza y la respuesta está siendo muy positiva. Eusko Ikaskuntza ha contado siempre una trabajadora, al menos, de origen navarro que ha gestionado con eficacia la actividad concerniente a nuestro territorio.

Dentro de las cinco líneas de actuación de Eusko Ikaskuntza, la “realidad socio-cultural” es la que tendrá en Pamplona un hito importante porque en el XVIII congreso de Eusko Ikaskuntza (Geroa Elkar-Ekin) con motivo de su centenario tendrá en la capital navarra su sede. En los distintos foros preparativos y previos al congreso se ha observado una dinámica participativa importante, que no tendrá su término en el congreso, sino que se espera continúe. El mismo XVIII congreso será una herramienta y punto de partida para seguir trabajando y aportando ideas, proyectos y soluciones para la coherencia y bienestar del País, pues para eso nació Eusko Ikaskuntza hace 100 años: “katea ez da eten”, la continuidad no se ha roto y como dijo el bertsolari Xenpear, “jaikoko dira berriak, gu gara Euskal Herriak”.Vicepresidente de Eusko Ikaskuntza

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