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Saturday, March 20, 2010

"Mi aita nos transmitió dos cosas que para él eran importantísimas: el euskera y la fe cristiana"




getxo. Joseba de Aguirre Zabala recibe a DEIA en su casa de Neguri en Getxo. Los homenajes que va a recibir su padre, el lehendakari Aguirre, le llenan de orgullo, pero, por encima del hecho puntual del cincuenta aniversario de la muerte del primer presidente del Gobierno vasco, considera que la filosofía y forma de ver la vida de José Antonio de Aguirre y Lekube siguen plenamente vigente.

¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la cabeza de la muerte de su padre?

Yo vivía en Inglaterra, acababa de terminar mis estudios en Cambridge y era jugador de rugby. Estaba en un entrenamiento del equipo donde entonces militaba cuando vino un policía y me dijo: "Señor Aguirre tiene que volver inmediatamente a Londres". Me habían localizado desde la Delegación vasca en Londres. Al llegar me estaban esperando Jesús Hyzkman, que era el delegado del Gobierno vasco en Londres, e Iñaki Abando. Los dos estaban llorando y me dijeron que mi aita estaba muy enfermo. Yo ya me había hecho mi composición de lugar y sabía en mi fuero interno que mi aita estaba muerto, por lo que me sentía tranquilo. Llegue a casa en París y, efectivamente, había muerto. Entonces vivían Aintzane e Iñaki con mis padres y mi recuerdo es el de un desastre por una muerte inesperada.

Se conoce la figura del lehendakari Aguirre como político, pero ¿cómo era en familia, el padre?

Hay dos cosas que nos transmitió, dos cosas que para él eran importantísimas: el euskera y la fe cristiana. Yo no hablé ni una sola palabra que no fuera en euskera con mi aita. Yo era euskaldun por parte paterna, ya que mi ama no era euskaldun. Mi aita le obligó, por decirlo de alguna manera, a aprender euskera. Y el otro recuerdo es su fe. Todas las noches rezábamos en euskera. Fe y euskera, dos cosas importantísimas para José Antonio de Aguirre. El martes habrá un funeral en Begoña con un centenar de curas. Y me pregunto, ¿cómo es posible, si hoy en día no se encuentran tantos curas?

Una característica destacada de José Antonio de Aguirre es la fuerza que transmitía a los demás.

Recuerdo un Aberri Eguna, yo tendría 12 ó 13 años, le oía hablar a mi aita y veía a la gente. En un momento se ponía serio y la gente estaba seria, algunos llorando. De repente transmitía optimismo, alegría, y la gente comenzaba a reír. Entonces descubrí lo que era el carisma y que mi aita tenía ese carisma. Podía hacer que la gente riera y al minuto siguiente llorara. A mi edad no acaba de comprender esas reacciones de los que le estaban escuchando.

Además del carisma, del lehendakari Aguirre se ha destacado su capacidad de diálogo.

Rarísimas veces, por no decir que sólo una, le vi enfadado. Tenía un control de la situación tremenda. Le podías decir cualquier cosa, y mira que se dijeron cosas de él, y no se enfadaba. Hasta para castigarnos a mí y mis hermanos, lo hacía con humor. Me daba capones en la cabeza, pero eran cariñosos. La que se enfadaba era ama, y el que la pacificaba era aita. Además, una cosa es el carisma cuando hablaba para la gente, en un mitin, y otra en la distancia corta, en lo personal, algo que yo llamó amistad. Dos de dos consejeros fueron expulsados de sus respectivos partidos, Santiago Aznar, del Partido Socialista, y Juan Astigarrabia, del Partido Comunista, porque eran aguirristas, porque había amistad por encima de las diferencias políticas.

¿Qué otro rasgo definiría al José Antonio de Aguirre persona?

La característica principal de José Antonio de Aguirre era el humor. Para irse de Gernika a Nueva York, pasando por Berlín y para hacer esto -Joseba muestra una foto del lehendakari disfrazado como José Andrés Álvarez Lastra, con gafas y bigote- hay que tener mucho humor. El día que se quitó el bigote aseguró que le daba mucha pena despedirse de su personaje. "Muchas gracias señor Lastra", dijo en Montevideo cuando se afeitó. En casa nos hacía trucos y hacía bromas. Mi aita se mantuvo fiel a sus ideas y compromisos, pero sin olvidar el humor.

¿Por qué se debe reivindicar la figura de José Antonio de Aguirre?

Ahora estamos conmemorando el cincuenta aniversario de su muerte, pero, por encima de esta efemérides, se necesita conocer su filosofía y su forma de ser. Mucho de lo que él dijo o publicó tienen plena vigencia. Cuando me preguntan ¿qué pensaría de esto el lehendakari José Antonio de Aguirre si viviera? Yo les digo que la respuesta es sencilla, sólo hay que buscarlo en sus escritos. Dijo: "Aspiramos a la soberanía plena de Euzkadi sobre sí misma". Una sola frase en la que se recoge su aspiración. Es cierto que no se puede extrapolar un personaje de una época a otra, pero como siempre digo, hay que leer todo lo que dejó escrito y hay que interpretarlo.

¿Era otra raza de políticos?

Era época de gente como Winston Churchill o Charles de Gaulle, ¿qué tenían esos hombres? Carisma. Los políticos eran una élite, los Monzón, Leizaola o Aguirre. Era gente muy preparada. Las chicas no existían. Ha cambiado todo, pero ¿qué pensaría hoy Aguirre de la igualdad? Estoy seguro que a favor. Y no por lo que yo crea, sino por el hecho de que en los mítines del lehendakari Aguirre había mujeres oradoras.

El lehendakari Aguirre era una "pieza codiciada" del franquismo, ¿imagino que hubo tiempo también para la zozobra y el miedo?

En los primeros años del exilio yo era muy pequeño, pero mi ama me contaba que sí, que pasaron miedo. Que se pasó un miedo atroz.

Estuvo meses en Berlín en pleno nazismo y nunca fue descubierto.

Es una pregunta que me he hecho muchas veces. Estuvo cinco meses en el Berlín de Hitler y no le cazaron. Sobre todo, porque de su estancia allí eran conocedores el embajador de Venezuela, el de la República Dominicana o el cónsul de Panamá, entre otros. Según algunos fue porque hubo un acuerdo del Gobierno vasco con los nazis. Incluso se ha llegado a decir que mi aita conoció a Hitler en la embajada de la República Dominicana, pero no existe ninguna constancia de que Hitler hubiera estado allí. No le llegaron a detener porque nadie le delató y eso que el cónsul de Panamá era pro Hitler. Ninguno de ellos le delató simplemente por la amistad que tenían con él. Eso no se si se podría trasladar a hoy en día. Si le llegan a descubrir su destino hubiera sido el mismo que Companys. Yo creo que Franco y los suyos le tenían más ganas al presidente del Gobierno vasco que al de la Generalitat.

De los documentos históricos, ¿cuál resaltaría usted?

Hay muchas intervenciones, muchos escritos, pero para mí uno de los importantes es el manifiesto de Turtzioz, el último que hicieron los responsables del Gobierno vasco antes de abandonar tierra vasca. Es un escrito en el que se comprometían a seguir luchando por la libertad de Euskadi.

El lehendakari Aguirre está enterrado en Donibane Lohizune. ¿Han pensado alguna vez trasladar sus restos a Getxo?

La familia decimos que mientras vivamos, seguirá enterrado en Donibane Lohizune. Está enterrado en Euskadi y es un lehendakari querido en los dos lados de la muga. Para nosotros está claro el Zazpiak Bat. Yo me casé en Donibane Lohizune, mi mujer casi nació en Donibane Lohizune, en Pou. Está claro que Donibane Lohizune es nuestro país. Al que hay que traer a Euskadi y homenajearle es a Doroteo Ziaurriz, el último presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV antes que Franco y luego también en el exilio. Murió en el exilio y está enterrado en un panteón nuestro. Allí hay tres personas, la madre de mi aita, Doroteo Ziaurriz y un desconocido.

¿Pesa el apellido Aguirre?

En algún momento sí que me llegó a pesar. Cuando iba a cumplir 21 años, en junio de 1959, tenía que optar entre ser español, francés, ya que nací en París, o por la naturalización británica. Ese último año, aita vino un par de veces a Londres y yo le dije que había estudiado en Inglaterra y que quería seguir allí. Era un momento en el que pensé que debía de dejar de ser el hijo del lehendakari Aguirre y comenzar a vivir mi vida.

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