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Tuesday, May 25, 2010

Mujeres nacionalistas. Secundarias de lujo



Emakume Abertzale Batza nació en 1922 y tuvo un papel determinante en la expansión de la ideología nacionalista vasca
La Guerra Civil cortó su trayectoria pero algunos núcleos siguieron activos en el exilio


(Garai bateko emakume abertzale -ene ustez- eredugarrien soslaia aurkezten da artikulu honetan. Haien omenez hainbat eta hainbat egin beharko genuke. Itzelezko duintasunaren jabe ziren andrazkoak, gure arbasoak. Bihoakie oroitzamen xume hau Deia egunkarian argitaratutakoa)


SÍ que es verdad que el Oscar a la mejor actriz secundaria no es el último que se otorga y que en la larga noche de entrega de esos premios cinematográficos siempre esperamos hasta saber en quiénes han recaído los Oscar al mejor actor y a la mejor actriz principales, pero a estas alturas de la película -nunca mejor dicho-, todo el mundo sabe que los actores de reparto no están a un menor nivel que los protagonistas, sino que juegan un papel menos vistoso quizá pero igual de importante y absolutamente indispensable para el éxito de la película.

A mi entender, este es el símil que mejor refleja lo que deseo resaltar de Emakume Abertzale Batza, o más bien, de todas y cada una de las emakumes que conformaban esa agrupación, nacida en el seno del nacionalismo vasco allá por 1922. Mi objetivo no es hacer una descripción exhaustiva de la trayectoria histórica de EAB ni de las acciones que las emakumes protagonizaron en su corta existencia. Lo que en estas líneas pretendo es responder brevemente al porqué de su nacimiento en determinado contexto histórico, para centrarme después y principalmente en la valoración de su papel dentro del PNV y del nacionalismo vasco en general. Vaya por delante que, en mi humilde opinión, las emakumes fueron secundarias de lujo y su influencia en el desarrollo y expansión de la ideología nacionalista fue mucho más importante que lo que, en principio y en apariencia, cabría presuponer.

otros nacionalismos El retraso con el que el País Vasco vivió el proceso de industrialización y el hecho de que dicho proceso estuviese monopolizado por los sectores minero y metalúrgico, explica la demora en la incorporación de la mujer al ámbito político en el País Vasco con respecto a otras zonas de Europa. A primeros del siglo XX, cuando los vientos provenientes del norte favorecieron dicha incorporación, las mujeres nacionalistas intentaron activar su papel social y público. Estos primeros ensayos se enmarcaron en un ámbito benéfico-asistencial, que no político. Claro ejemplo lo constituye el Ropero Vasco, organización benéfica fundada en 1907.

Con todo, los repetidos intentos por trascender la esfera asistencial y la perseverancia mostrada principalmente por el sector juvenil del nacionalismo vasco, con Eli Gallastegi a la cabeza, dieron su fruto y en abril de 1922 nació Emakume Abertzale Batza (EAB). ¿Por qué entonces sí? ¿Por qué en ese momento las mujeres abertzales pudieron organizarse y traspasar la barrera de lo puramente benéfico?

En primer lugar, porque el PNV aberriano, nacido en 1921 de la escisión de Comunión Nacionalista Vasca, constituía una vertiente del nacionalismo vasco más radical y más proclive a romper con convencionalismos. En segundo lugar, porque la influencia del nacionalismo irlandés, al igual que sucedió en todas las demás áreas del todavía joven nacionalismo vasco, también alcanzó al sector femenino del partido. La visita del líder irlandés Ambrose Martin O"Daly en abril de 1922 fue un fabuloso acicate para las mujeres patriotas, que comprobaron, a través del ejemplo de Cumann na mBan -la organización femenina del sector radical del nacionalismo irlandés- que podían jugar un papel importante dentro del partido y lograr prestigio social, sin hacer dejación de sus deberes en el seno del hogar.

La proclamación de la dictadura de Primo de Rivera en septiembre de 1923 truncó la trayectoria de EAB. La labor de las emakumes se redujo visiblemente pero el humus estaba lo suficientemente abonado como para que en 1931, al socaire del proceso legislativo abierto con la instauración de la II República en España, las mujeres abertzales reconstituyeran EAB. Sucedió en Bilbao en junio de 1931. El ejemplo de estas primeras emakumes bilbainas se extendió rápidamente por todo el territorio vasco. Desde las capitales, la mecha prendió primero en los municipios más importantes de las zonas industrializadas del interior y de la costa, para terminar extendiéndose también por las áreas rurales menos pobladas. En lo que a la estructura interna se refiere, EAB siguió el modelo organizativo del partido, basado en tres niveles de actuación: municipal, regional y nacional.

A partir de 1933 la asociación vivió una fase de estancamiento debido a la propia reorganización interna del PNV. La Guerra Civil española cortó drásticamente la trayectoria de EAB y sus acciones disminuyeron aunque no desaparecieron por completo. Las emakumes constituyeron una pieza clave en la red de ayuda a encarcelados, colaboraron clandestinamente en la divulgación de libros en euskera, publicaron artículos en Patria Libre y, sobre todo, como venían haciendo desde su nacimiento, ejercieron de correa de transmisión de los valores y los principios ideológicos nacionalistas, y por dicha razón algunas fueron perseguidas, encarceladas y humilladas. Durante el franquismo, los pequeños núcleos de EAB constituidos en el exilio -en Iparralde y en las comunidades vascas de Chile, México y Argentina preferentemente- colaboraron en la creación de ikastolas y en el mantenimiento de la cultura vasca, especialmente del euskera.

Al calor del hogar "La mujer no es más que un pedazo de hombre, una compañera, siendo el varón el tipo personal de la especie humana". Son palabras de Sabino Arana que, tomadas aisladamente reflejan, sin lugar a duda, una valoración negativa de la mujer -por otro lado, no más ni menos negativa que la concepción de la mujer imperante en otros partidos conservadores y católicos de la época-. Después de leer esa frase resulta en principio chocante que esta otra frase también saliera de la pluma del fundador del PNV: "Sólo el día en que el patriotismo llegue al corazón de la mujer, podremos estar seguros del triunfo". Pero es así, ambas pertenecen a la misma persona. Esa ambivalencia únicamente puede ser entendida si se tienen en cuenta los marcos ideológicos de la época y si evitamos juzgar dichos marcos ideológicos con las lentes del siglo XXI.

Arana valoraba sobre todo la función maternal de la mujer y, desde esta perspectiva, le dotaba de un doble simbolismo. La mujer era símbolo de la patria y, en consecuencia, salvaguarda de la pureza racial y, a su vez, símbolo cultural en tanto que canal de transmisión de los valores tradicionales. En este sentido, para los primeros jeltzales el papel de mujer era el "más importante en el resurgir de la Patria". Desde el principio quisieron dejar bien claro que dicho papel nada tenía que ver con las demandas feministas de otras ideologías: "La mujer vasca tiene que ocupar un lugar preferente en esa cuestión, no a la manera de su sexo, sino desde la Cátedra de la mujer cristiana, desde su casa, desde el regazo de la familia". Vemos, pues, que se trata de una función doméstica y que en ningún momento se le atribuye a la mujer la función de sujeto activo en la lucha nacionalista. Ella era principalmente el sostén de los varones en el logro de los objetivos de la nueva ideología emergente.

Conforme los nuevos aires provenientes de Europa favorecían la progresiva incorporación de la mujer a la actividad pública, algunas aber-tzales intentaron superar ese rol más pasivo y ello derivó en el nacimiento de EAB. EAB se convirtió en el instrumento que vehiculó, posibilitó y aceleró la participación de la emakume en el mundo nacionalista y que, de alguna manera, la hizo más visible. Ahora bien, desde el inicio quedó bien claro que eran los -que no las- líderes de Aberri quienes marcaban los objetivos de EAB y las directrices a seguir.

Pero este aspecto no era cuestionado por sus afiliadas. Al contrario, ellas asumían ese papel de retaguardia, ese papel de actriz secundaria. ¿Y cuál era ese papel? Seguir siendo la emakume de la casa, la ama que, al calor del hogar, -beheko suaren inguruan-, trasmite a sus hijos la cultura euskaldun, los valores cristianos y el amor a Euskadi; con la diferencia de que ahora, con EAB, esa emakume, al tiempo que continuaba siendo la etxekoandre, traspasaba las paredes del hogar y proyectaba su función dentro de la familia al seno de la Comunidad Nacionalista Vasca.

Como defensoras de la cultura euskaldun, las emakumes estuvieron involucradas en la conservación y difusión de la música, la poesía, el arte, el folklore, las tradiciones, los bailes vascos y, especialmente, el euskera. Como guardianas de los valores cristianos, llevaron a cabo una destacada labor benéfico-asistencial, realizando tareas de enfermería, protección de enfermos, presos y marginados. Y como salvaguardas y difusoras de la ideología de Sabino Arana, algunas se implicaron en labores de propaganda escribiendo artículos en prensa y participando como oradoras en mítines del partido. Son las Julene, Polixene, Karmele, Haydée, Tere... que abrieron una puerta a la mujer que ya no se cerraría.

Pero junto a esos nombres propios hay un sinfín de amas, amonas, amamas, arrebas, izebas, izekos de nombres desconocidos, que ejercieron una tarea, menos evidente quizá, pero igualmente importante. Ellas fueron las que tejieron -como lo habían hecho y seguían haciéndolo en casa- la red de relaciones afectivas entre los miembros que integraban la familia nacionalista vasca, lazos difíciles de romper que sustentaban la unión de la comunidad jeltzale.

La autoridad del hogar seguía correspondiendo al padre de familia. Lo sabían. El mando del partido seguía estando en manos de los varones. También lo sabían. Y no sólo eso; la mayoría lo asumía y pensaba que así debía ser. Una emakume de nombre Nerea escribió: "Ia ba, emakumiak, egin daigun lan bakoitxari yagokozan lanetan, emakumiak emakumiarenetan eta gixonezkuak gixonezkuarenetan; baina danok geure aberrijaren aldez, danok bere azkatasunaren bila". Desde ese plano la mujer nacionalista aportó mucho al nacionalismo vasco. Mediante los sentimientos y los lazos afectivos trazados a distintos niveles -hogar/caserío, familia, batzoki, partido, comunidad nacionalista- su poder fue determinante.

En la era de las redes sociales Casi todos los pequeños enclaves de EAB que se mantuvieron durante el exilio fueron desapareciendo terminada la dictadura. Digo casi todos porque dos resisten aún hoy día. Son las agrupaciones de Rosario y Buenos Aires, que en 2008 celebraron su 70 aniversario. En la era de las redes sociales, de internet y de las nuevas tecnologías, esas emakumes siguen tejiendo sus propias redes, redes cercanas, de sentimientos, redes esparcidas desde los centros vascos, redes de amor y cariño a la cultura vasca. Lo hacen como desde hace mucho tiempo lo han venido haciendo sus amas, amamas y amonas; mujeres anónimas que, en la mayoría de los casos, han trabajado conscientemente a la sombra, cimentando la base del proyecto nacionalista y demostrando que, a veces, las secundarias -también, por supuesto, los secundarios- son tan decisivas como las stars.

Sirvan estas líneas para homenajear su labor. Mi particular Oscar goes to... Emakume Abertzale Batza.

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